La diosa Atenea saltó de la montaña en donde se encontraba, y comenzó a caminar hacia donde yacían Ana y Rodrigo con una singular elegancia; mientras que Surtr miraba furioso
La diosa Atenea saltó de la montaña en donde se encontraba, y comenzó a caminar hacia donde yacían Ana y Rodrigo con una singular elegancia; mientras que Surtr miraba furioso