—¡ATENEA!— gritaron todos. Tania, Epona y Anpiel se pusieron en guardia mientras que Ana sacaba su dimensión de bolsillo y estaba lista para usarla. —Amigos, por favor. Solo soy una

—¡ATENEA!— gritaron todos. Tania, Epona y Anpiel se pusieron en guardia mientras que Ana sacaba su dimensión de bolsillo y estaba lista para usarla. —Amigos, por favor. Solo soy una
—Disculpe, pero somos peregrinos de Barcelona. Nos dirigimos a Tours a adorar los restos santos de San Martín— contestaba Tania en catalán a unos soldados que se encontraban en la