El escenario era devastador. Asgard, que era un hermoso lugar con edificios dorados, grandes bosques, lagos y calles hechas de cristal; se encontraba ahora en llamas y sus edificios en ruinas.
Esus, quien flotaba majestuosamente sobre el centro del gran reino, comandaba gigantes quienes destruían la región. Estos seres, llamados los hombres de mimbre, eran creados por cientos de cadáveres incrustados dentro de una reja de mimbre con la forma de un humano. Los sacrificios hechos dentro de ellos les daba vida. Para ello, Esus y sus malakim habían masacrado cientos de vidas dentro de Asgard para crear dichas aberraciones, desde valkirias hasta Einherjer, humanos que habían sido admitidos a vivir en Valhalla.
Thor, Freyja, Freyr y Tyr aparecieron en el campo de combate gracias al puente Bifrost que Heimdal dejó abierto, para escapar de la dimensión alterna creada por Esus, donde él había estado sentado en su trono momentos atrás. Habían logrado vencer a los cuatro campeones celtas con poca dificultad, pero no lo suficientemente rápido como para llegar inmediatamente a Asgard.
Heimdal se encontraba postrado con una rodilla en el suelo y su espada clavada en éste. Había sido derrotado fácilmente por Esus, quien ahora se encontraba enfrentando, sin mucho esfuerzo, a Modi[1] y Magni[2], los hijos del dios Thor.
Junto a Heimdal, otros Æsir habían caído ya. Frigg, Vidar y Forseti yacían inconscientes en el suelo después de haber intentado luchar contra el poderoso anunnaki celta.
—Thor y los demás, veo que lo lograron— dijo Heimdal sin mostrar una pisca de emoción. La alegría y enojo simplemente no eran lo suyo.
El dios lucía completamente diferente ya que tenía su totema activado. Su casco había tomado colores blancos y azules con dos cuernos de carnero saliendo de los lados de éste. Portaba una armadura vikinga blanca con líneas azules y doradas. Esta ilusión, en conjunto con su piel y cabello casi blancos, daban el apodo del dios en Asgard como el fantasma. En su pecho, lucía una piedra con la runa ‘ᛞ’.
—Tremendo problema que ha provocado Lel en nuestro reino— dijo Thor indignado.
—¿No son tus hijitos quienes pelean contra Esus ♬?— preguntó Freyr.
—Sí, supongo; pero dudo que puedan hacerle frente. Son muy débiles y malcriados por su madre— dijo Thor mientras negaba con su cabeza.
—¡Qué cruel eres, Thor!— dijo molesta Freyja.
—Creo que los asuntos familiares no te incumben, Freyja— dijo Tyr.
La diosa nórdica hizo un ademán de asco y le apartó la vista al dios de la guerra nórdico.
—Tyr tiene razón, Freyja. Yo solo espero que esta pelea los endurezca más— comentó indiferente Thor.
—Pero esto es algo bueno después de todo— dijo Tyr, —ya me estaba oxidando de estar sentado sin enfrentar oponentes fuertes todo el día—
—Tú también eres muy cruel, Tyrsito. Claro que aprecio una buena pelea, pero nunca ver a los míos siendo derrotados de esta forma ♬— dijo Freyr negando su cabeza.
—Esperar lo miaujor o lo peurr de esta situación ya es poco relevante. Derrotemiaus a Esus y llevemiaus su cabeza hacia Lel para demiaustrales lo purrderosos que somiaus los dioses de Yggdrasil— dijo Freyja mientras actuaba como gata.
—En serio, Freyja, nadie puede entenderte cuando hablas así. No eres una gata y lo sabes— le reclamó furioso Tyr.
—No te metas con mi hermanita, Tyrsito ♬— dijo Freyr molesto.
—Oblígame, anormal— le reclamó Tyr.
—Por mi padre, esos dos hermanos son un par de fenómenos— pensó Thor mientras les pedía guardar silencio para enfrentar a Esus.
Los cuatro dioses nórdicos lucían también diferente ya que se encontraban portando sus respectivos totemas.
Thor sostenía su legendario martillo Mjolnir[3] en su mano derecha. Portaba un casco dorado con alas blancas, una armadura dorada que parecía generar energía estática; y a sus espaldas, colgaba una enorme capa de piel de oso. Lucía un cinto llamado Megingjord que era blanco como un diamante y tenía la imagen de una cabra en su hebilla. Finalmente, sus botas eran también doradas; y en su puño derecho, la cual sostenía el legendario martillo, ostentaba un guante dorado llamado Jarngreipr. En su pecho, lucía la runa ‘þ’.
Freyr, por su parte, traía consigo un casco que parecía la cabeza de un enorme jabalí dorado. Su cuerpo había tomado una forma más alta ya que su armadura era muy grande y compleja, con dos colmillos de jabalí saliendo de la parte inferior de su nuca. Tenía un taparrabo felpudo al igual que sus botas, las cuales terminaban también en pezuñas de cerdo. En sí, el dios parecía un enorme jabalí dorado. Portaba una espada curiosa, ya que tenía una semejanza con el cuerno de un antílope. En su pecho, lucía la runa ‘ᚠ’.
Freyja lucía un hermoso porte de una bella valkiria, con una diadema dorada con dos enormes alas doradas y el símbolo de una llama en el centro de ésta. Su cabello se veía más blanco que anteriormente con el agregado de tener dos orejas de gato saliendo de éste. Tenía un peto áureo con dos protectores para sus pechos de color blanco. Portaba una falda corta de color azul y una capa azul, y además, dos largas botas de tacón. Sostenía celosamente una enorme lanza dorada con dos puntas a su lado que daban una impresión de ser similar a un tridente. También, a sus espaldas, vestía una larga capa azul. Al igual que su hermano, en su pecho, lucía la runa ‘ᚠ’.
Finalmente, Tyr, lucía una cota de malla roja como el cielo nocturno de una ciudad ardiendo en llamas. Su casco le cubría completamente sus ojos y tenía unas mallas largas para proteger su cuello, además, tenía unos ligeros cuernos en éste. Portaba una capa roja como un general romano, además de traer una espada roja, la cual goteaba como si fuera hecha de sangre. En la hebilla de su cinto, lucía la runa ‘ᛏ’.
En ese momento, Esus golpeaba con su mano en forma de espada a Modi y Magni y estos caían al suelo inconscientes. Thor, en lugar de indignarse ante la derrota de sus hijos, los ignoró completamente y sonrió lleno de emoción.
—Ahora nos tocará luchar a nosotros, cabeza de musgo— gritó el dios del trueno al anunnaki celta.
Esus volteó y sonrió.
—Amigos míos— dijo, —no los esperaba tan pronto en mi festival de la destrucción de Asgard, y pensar que todo esto se pudo evitar con un simple beso en mis pies— mencionó el anunnaki con una sonrisa malévola.
—Ese bastardo ni siquiera trae su totema— dijo Tyr viendo al poderoso dios celta.
—¿Qué pasa? ¿No te pondrás tu totema, Esus?— preguntó Thor.
—No lo necesito para pelear contra basura como ustedes— respondió el dios celta.
—Y nosotros no podemos pelear contra ti si no lo haces. Sería injusto— respondió Thor.
Los otros tres dioses asintieron.
—Esto es increíble, a pesar de ver mi absoluta superioridad sobre ustedes, y creen que necesito portarla. ¡Qué divertido!— dijo riendo Esus.
Entonces, el dios abrió los brazos y les regaló una sonrisa.
—Hagan que me lo ponga— dijo.
—Será una batalla sin honor— respondió Tyr. —Pero si este cobarde no deja de destruir nuestro hogar, tendré que cometer tal agravio para defender mi tierra— dijo el dios de la guerra nórdico.
—¿Pelearás tú primiauro, Tyr? — preguntó Freyja.
—Por supuesto— respondió Tyr con una mueca de desagrado.
—Impresionante, y lo harán con combates singulares. La estupidez nórdica no me deja de sorprender— respondió divertido Esus.
—Un cobarde que no es capaz de entender el honor de un guerrero, no tiene el derecho de hablar— gritó Tyr mientras se arrojaba hacia Esus con su espada roja desenvainada.
La sonrisa de Esus duró poco, Tyr había cortado fácilmente su brazo derecho.
—Ser un anunnaki, katteres o igigi es irrelevante ante nosotros, los dioses Æsir— dijo el dios de la guerra nórdico al mismo momento que aterrizaba en el suelo de una manera elegante, y enfundaba su terrible espada roja.
—Ahora, ponte tu totema o me obligarás a matarte sin honor—
El brazo del anunnaki se volvió a fijar en su cuerpo mientras que el dios crujía de ira sus dientes. En seguida se calmó y sonrió.
—Bien, si pretenden morir, eso les daré— dijo.
Esus sacó de su túnica un medallón de un hombre sentado en un trono, y entonces, una luz cubrió su cuerpo. Los gigantes de mimbre voltearon a ver a su señor en ese momento al igual que los malakim con cabeza de venado que seguían luchando, y todos postraron su rodilla al suelo.
Árboles gigantescos de muérdago empezaron a emanar del suelo de Asgard, y como si se sincronizaran, formaron una especie de espiral alrededor del majestuoso dios. Los cielos se abrieron y rayos de luz cubrieron al poderoso anunnaki.
Esus no lucía muy diferente, solo había agregado una corona en forma de sol, aretes complejos en sus oídos, y lucía brazales y grebas doradas. Rayos de luz surgían de su cabeza cual astro radiante. En su mano derecha, el dios portaba un hacha con una gema roja en el centro de la hoja, mientras que el mango estaba creado por ramas de muérdago.
—Así está mucho mejor— dijo Tyr, y se arrojó de nuevo a atacarle.
Pero Esus, con solo mover un dedo, hojas de los árboles de muérdago fueron despedidas de éstos y atravesaron cruelmente al dios de la guerra nórdico. El dios cayó al suelo incapacitado.
—Soy un dios Tierra— dijo Esus, —controlo las plantas, los árboles y la naturaleza; y en estos momentos, toda esta tierra la puedo controlar como si fueran mis dedos—
Esus movió su dedo nuevamente y ramas crecieron frente a Freyr, las cuales tomaron forma como si fueran una lanza de madera, empalándolo.
Luego, volvió a mover su dedo en forma horizontal, y hojas de muérdago revolotearon alrededor de Freyja, creando un gas venenoso que provocó que la diosa empezara a ahogarse mientras perdía la conciencia.
Con un movimiento hacia abajo con su dedo, provocó una gigantesca columna de madera aparecer justo arriba de Thor, intentándolo aplastar. El dios soportó la columna con dificultad para evitar morir apabullado.
—¿Esto es lo mejor… que tienes… sucio anunnaki?— vociferaba Thor mientras seguía resistiendo la columna de madera con dificultad.
—Controlar árboles, ¿es ese el gran poder del anunnaki celta? Mi padre hubiera cortado tu cabeza en segundos— continuó el dios del trueno nórdico burlándose de Esus.
El dios celta no reaccionó, solo movió su dedo horizontalmente, y espadas de muérdago se generaron junto a Thor, cortándolo vilmente; pero el dios seguía levantando la columna de madera gigante.
—Necesitarás más que esto para derrotarnos— dijo Thor riendo.
En eso, el hijo de Odín empezó a elevar su poder, y su cuerpo se rodeó de truenos; oscureciendo el cielo entero en una tormenta eléctrica.
—¡Los Æsir siempre nos superamos en nuestro poder!— vociferó Thor a todo pulmón.
En ese momento, Thor logró mantener la columna con una sola mano, mientras que con su mano derecha tomó a Mjolnir, y con éste, golpeó la columna; y ésta explotó en pedazos en un mar de rayos eléctricos.
El dios del trueno se levantó y señaló al dios celta con su poderoso martillo.
—¡Ahora es tu turno, Esus!— gritó Thor mientras arrojaba su martillo como si fuera un disco.
Esus intentó detener el ataque usando ramas de muérdago que emanaban velozmente alrededor de la deidad, y que invocó con un movimiento de dedo; pero Mjolnir destruyó sin problemas dichas defensas. Al chocar con el dios celta, una gigantesca explosión eléctrica se generó en el cielo, el cual se iluminó por algunos segundos.
El martillo mágico regresó a la mano de Thor mientras que Esus tenía su cara revirada, y un poco de sangre había salido de su boca.
El anunnaki se puso furioso, y esta vez, movió su hacha en el aire. Los árboles de muérdago empezaron a emanar cabezas grotescas de éstos, y de sus bocas empezaron a surgir esferas de energía solar, las cuales viajaban a la parte superior del bosque improvisado de Esus, generando una gigantesca esfera de fuego.
—Boillsgeachd na grèine[4]— rezó Esus y la enorme bola de energía se desplazó hacia donde estaba Thor en una velocidad extraordinaria, impidiendo al dios evitar el ataque. Una gigantesca explosión dejó a Thor inconsciente.
—¿Entonces es mi turno nuevamente ♬?— dijo Freyr mientras se reincorporaba a la pelea, ya curado de su herida gracias a su reserva de icor.
El dios de la luz nórdico se empezó a iluminar como un sol y gritó: —Gullinbursti framganga[5]— Freyr, entonces, se arrojó como un cometa hacia el anunnaki celta.
El ataque fue tan veloz que éste no pudo detenerlo y se pudo escuchar como sus costillas y su columna se quebraron. Freyr tomó su espada en forma de cuerno de antílope y se la enterró a Esus.
El anunnaki celta, furioso, generó varias ramas de muérdago, las cuales golpearon a Freyr como un látigo y salió disparado estrellándose contra una montaña, destruyéndola de inmediato.
—Ese hermiauno mío es una vergüenza— dijo Freyja mientras se incorporaba a la pelea, la cual se había desgarrado su cuello para hacer que el gas venenoso no entrase a sus pulmones.
La diosa, al salir de la nube venenosa y su cuello recuperarse, saltó hacia donde se encontraba Esus y se empezó a mover muy rápido con movimientos que parecían felinos. Esus empezó a intentar usar lanzas de muérdago para atraparla, pero resultaban inútiles ya que las evadía con facilidad.
—Una gata jamiaus pierde a su presa— dijo la diosa mientras que Esus estaba desesperado.
Finalmente, la diosa penetró su lanza en el pecho del dios.
Esus usó su hacha para atacar a Freyja, pero ésta sacó su lanza del pecho de Esus y evitó el ataque nuevamente con elegancia.
—Apúrate a morir rápidamente, Freyja, que quiero volver a pelear yo— dijo Tyr quien ya se había recuperado de sus heridas.
—Y luego sigo yo— gritó Thor, que ya se estaba recuperando.
Esus estaba sorprendido. Esos dioses, a pesar de estar en una situación desfavorable, seguían disfrutando la pelea, y lo peor es que parecía que estaban ganando.
El dios celta no podía tolerar más eso, y gritó: —Latha na grèine[6]—
Esus creó una gigantesca onda de choque solar, la cual emanaba de los árboles y que arrojó a Freyja y los demás dioses lejos de su vista. El ataque destruyó casi todo Asgard, matando a sus propios hombres de mimbre que estaban atacando aún a las valquirias supervivientes. Era la técnica más poderosa del anunnaki.
—Todo terminó— dijo Esus y empezó a reírse cuando, de repente, su risa quedó interrumpida.
Entre los escombros, escuchó a Thor quejarse que habría que reconstruir todo Asgard de nuevo y él detestaba el trabajo manual. Freyja le decía que Asgard ni siquiera era donde ella vivía, y Tyr decía que él no tenía una mano, así que él estaba incapacitado.
Los cuatro dioses nórdicos salieron de entre los escombros muy mal heridos, su icor ya no estaba sanando sus heridas, pero seguían sonriendo como si disfrutasen de la pelea.
—Bien, me tocará el golpe final a mí— dijo Tyr.
—Nah, será a mí— respondió Thor.
—Qué lástimiau, seguro ya no volveré a pelear— dijo Freyja.
—Pero lo hiciste muy bien, hermanita ♬— respondió Freyr.
Tyr, entonces, señaló a Esus con su espada e hizo un corte en el aire, generando una hoz roja como de sangre que atravesó el cuerpo del anunnaki.
—Entre más sangre se haya derramado en el campo de combate, la hoja de mi espada Tyrfing[7] será mucho más fuerte— comentó el dios de la guerra.
Esus se dio cuenta horrorizado que su icor empezaba a no recuperarse.
—¡Malditos, los mataré a todos!— gritó Esus y volvió a hacer su más poderosa técnica, gritando: —Latha na grèine—
Los dioses esta vez se pusieron en posición de defensa, pero aun así salieron disparados.
Asgard había quedado en ruinas. Esus estaba preocupado viendo hacia todas partes para buscar supervivientes.
En eso, Thor apareció justo frente de él muy mal herido. Había perdido el brazo izquierdo y estaba lleno de sangre, pero el dios sonreía. Sostenía firmemente a su martillo Mjolnir.
—Te dije que alguien tan débil como tú no nos derrotaría jamás— dijo Thor amenazante.
Esus intentó usar un escudo de muérdago, pero Thor gritó: —Bregða upp Þunraz[8]—
Un enorme rayo cayó sobre Esus mientras que Thor lo golpeaba al unísono con su martillo. Una gigantesca explosión cegó a todos los supervivientes en Asgard.
Al disiparse la luz, Esus yacía inconsciente dentro de un enorme cráter en la mitad de Asgard.
Thor había dado el golpe final al anunnaki celta y habían logrado evitar que Lel gobernase el reino, usándolo como marioneta.
El dios del trueno, entonces, cayó de cabeza al suelo perdiendo la conciencia.
[1] Hijo de Thor. Su nombre significa: “Ira”.
[2] Hijo de Thor. Su nombre significa “Poderoso”.
[3] Martillo legendario de Thor.
[4] —Luz solar— en gaélico.
[5] —Envestida de Gullinbursti— en noruego. Gullinbursti era un jabalí dorado que poseía Freyr.
[6] —Día del sol— en gaélico.
[7] Espada legendaria usada por el dios Tyr.
[8] —Golpe de trueno— en noruego.