1-22. Tannit vs Surtr

—No tengo tiempo que perder con esta basura— dijo Tania mientras veía a Surtr levantando nuevamente su espada de fuego para atacar a la diosa.

—¿Tú, una diosa de fuego? Eres una mentirosa. Eres una asquerosa Luna que solo finge ser una Sol— dijo el gigante amenazantemente a la diosa.

—¿Y acaso los elementos con los que nacemos delimitan nuestro destino?— preguntó la diosa de fuego.

—Solo eres un fraude, tu fuego jamás quemará al mismo nivel que nosotros los dioses Sol— gritó el gigante mientras empezaba a cargar su poder al máximo.

El cielo se tiñó de rojo y llamaradas empezaron a surgir del suelo. Lava comenzó a brotar en todas partes mientras un terremoto muy fuerte se pudo sentir en todo el altiplano. Chispas de fuego flotaban en el aire mientras que la presión atmosférica se empezó a sentir pesada, y se podía respirar con dificultad.

Surtr tenía sus ojos inyectados de ira y casi saliendo espuma de su boca; sus músculos habían incrementado y venas se notaban en su cuerpo.

El gigante tomó su espada de fuego y golpeó el suelo con ésta. La tierra se abrió en dos mientras lava brotaba de las entrañas del agujero.

—Tengo tanto poder, que podría destruir la tierra si así quisiera. Éste es el verdadero poder de un Sol, y tu perra guardiana esta vez no podrá salvarte— gritó el gigante mientras reía histéricamente.

Sin embargo, Tania lo veía con una mirada de completa indiferencia.

—¿Ya podemos empezar? No tengo tiempo de tu basura— dijo la diosa.

El gigante gritó lleno de ira y se abalanzó contra la diosa, pero ésta evadió su espadazo nuevamente y lo golpeó con su rodilla en la cara.

Brotes de sangre salían de su boca y nariz mientras que Surtr se cubría el rostro de agonía.

De inmediato, el gigante intentó nuevamente golpear con su espada de fuego a la diosa, pero ésta, de una manera muy ligera, volvió a evitar el ataque y conectó una patada en la cabeza del gigante, y éste cayó de espaldas.

Bruscamente, se levantó y volvió a intentar clavar a la diosa, pero, repitiéndose el mismo escenario, Tania evitó el ataque y dio una patada en vertical a Surtr que lo mandó a los cielos y cayó de cabeza al suelo.

—¿No soy una Sol de verdad? ¿No te da vergüenza entonces que una Sol falsa te esté partiendo el culo?— dijo Tania mirando con indignación al gigante.

—Maldita perra— dijo Surtr mientras se volvía a incorporar.

—Esto sí te va a doler esta vez— gritaba el gigante mientras que su cuerpo se cubría de fuego.

Logi gritó Surtr, y como si se tratase de una bola de fuego, se arrojó hacia Tania quien la golpeó de lleno por su velocidad.

Tania salió disparada cientos de metros hasta chocar con la pared dimensional. Surtr, que estaba dando vueltas a toda velocidad como loco por todo el escenario, se volvió a arrojar a la diosa, y al estrellarse con ella, explotó con toda potencia.

El gigante saltó hacia atrás lejos de la humareda que su explosión había provocado, volvió a sacar su espada y esperó que el humo se disipara para decapitar a la diosa.

Justo cuando comenzó a ver la silueta de Tania, lanzó su espada a todo poder para cortar la cabeza de la diosa.

Pero para su sorpresa, Tania detuvo el ataque con su brazo encendido en llamas mientras reía discretamente.

—¿Es éste el poder de fuego de un verdadero Sol? No me sirve ni para broncearme— dijo mientras que el gigante retiraba la espada para intentar atacar a la diosa nuevamente.

Tania volvió a evitar el ataque de Surtr y se puso detrás de él.

Creando cinco chispas de fuego con sus dedos, la diosa gritó: Shahary lanzó las pequeñas luces que se convirtieron en unas magníficas esferas que parecían hechas de magma y fuego, las cuales chocaron con el cuerpo del gigante furibundo, y explotaron con tal magnitud que la tierra tembló y el suelo se abrió como si un meteorito hubiera caído.

Pero el gigante no estaba derrotado. Salió de entre el polvo con su espada desenvainada y gritando como loco.

Harta, Tania detuvo nuevamente su espada, esta vez con su mano y volvió a gritar: Shahar

Disparando varias esferas de fuego de su mano derecha como si fuesen estrellas fugaces. Éstas chocaron con el abdomen del monstruoso gigante, explotando, y creando grietas en su armadura de hielo.

Surtr cayó de rodillas al suelo.

Tania tomó la espada del jotun y la arrojó fuera del campo de combate.

—No puedes vencerme, basura. Antes de morir, quiero escuchar que pides perdón por las almas que masacraste ayer— gritó la diosa llena de rabia.

Surtr comenzó a reír.

—Esto aún no acaba, y ahora conocerás el verdadero poder de los míos— dijo el gigante mientras se levantaba de nuevo.

Tania entonces sacó sus garras de fuego para acabar con la vida del gigante.

—Los humanos que nos veneran— dijo Surtr, —usan alucinógenos o heridas rituales para convertirse en bestias al pelear. Berserkers, Úlfhéðnars y Svinfylkings[1] creen que cuando visten pieles de animales salvajes, pueden convertirse en monstruos; y la potencia, velocidad y fuerza de ellos incrementa. Yo puedo hacer lo mismo también— continuó diciendo el gigante mientras se reincorporaba.

Surtr, en ese momento, con sus dedos se arrancó los ojos y se arañó la cara de una manera muy sangrienta, al hecho que causó repulsión en la cara de Tania.

El gigante comenzó a cantar un mantra: Jeg gir opp tankene mine for Kraft[2]— 

En ese momento, Tania sintió como el poder divino de Surtr incrementaba de golpe.

—¡Esto no es normal!— pensó.

El gigante se puso de pie nuevamente. En su rostro solo quedaban dos huecos llenos de sangre en donde solían estar sus ojos, además que una ‘ᛒ’ se encontraba dibujada en su frente. Espuma salía de la boca de Surtr mientras que saliva goteaba de su mandíbula, el jotun había perdido la capacidad de pensar.

El puño de Surtr se llenó de fuego y lanzó un puñetazo a Tania, quien detuvo el golpe, pero con esfuerzo.

Después de forcejar un poco, Tania, finalmente, salió disparada por el ataque, pero el gigante seguía corriendo hacia la diosa para atacarla.

—Su poder divino subió más de lo que esperaba— pensó Tania mientras que seguía poniéndose en defensa ante el ataque irracional del comandante de Loki.

El gigante intentó golpear a Tania nuevamente, pero la diosa lo evitó e intentó patearlo; sin embargo, su patada no tuvo efecto.

Surtr tomó a Tania por la pierna y la azotó en el suelo; pero cuando el jotun intentó golpear a la diosa que yacía en la tierra, ésta se quitó del ataque dando vueltas en el suelo. Tania, entonces, sacó sus garras y se lanzó hacia el estómago del gigante y gritó: Uph-arimat Eshar

Mientras que lanzaba cientos de garrazos en el abdomen del gigante, haciéndole una gran cantidad de daño; pero él no tenía ya la capacidad de sentir el dolor, así que atrapó a la diosa con sus dos palmas, tratándole de aplastar.

Tania, usando su fuerza, logró abrirse con dificultad entre las palmas del gigante, y dar un salto hacia atrás. Se dio cuenta que las heridas de Surtr no estaban sanando.

—Este idiota solo incrementó su poder divino, pero su manná y su icor siguen igual de bajos— pensó Tania.

La diosa colocó sus brazos hacia arriba en vertical, cerrando sus dos manos entre sí. Entonces, una enorme esfera de fuego surgió entre sus dos puños.

La diosa gritó: Galad esh maat

Y la diosa bajó sus brazos lanzando la enorme esfera de fuego como un gran disparo, impactándose de lleno al gigante.

Una terrible explosión resultó del ataque, la cual, al disiparse el humo, se pudo ver una gigantesca grieta en el suelo. Parte del abdomen y pecho del gigante se habían esfumado por el ataque, pero éste seguía en pie.

El gigante cubrió su cuerpo nuevamente de fuego y se arrojó a Tania, golpeándola de lleno. La diosa aterrizó de rodillas en el suelo, pero el gigante estaba justo arriba de ella y cayó sobre la diosa como un meteorito.

Tania detuvo el ataque con sus dos manos, pero el impacto seguía haciendo un enorme agujero en el suelo como si un topo estuviese cavando un túnel. Tania gritó con todas sus fuerzas y logró desviar al gigante y su ataque hacia otro lado. Éste, al caer, provocó una enorme explosión.

—Diablos, me rompió los tendones de los brazos, el maldito bastardo— gritó Tania quejándose de dolor.

La diosa de fuego, entonces, comenzó a incrementar su poder divino para pelear contra el gigante y provocó que el agujero donde estaba fuera borrado de la faz de la tierra. Piedras se elevaron como si fuera magma y la tierra alrededor del agujero desapareció. El icor de Tania recuperaba los tendones que habían sido destruidos y las quemaduras en las palmas de su mano se sanaban.

En ese momento, vio que Surtr había finalmente recuperado su espada y reía, en su demencia, de manera histérica.

—Debo tomarlo enserio, de lo contrario no podré ayudar pronto a Rodrigo ni a Epona pensó Tania.

El gigante elevó su espada al cielo y ésta empezó a iluminarse con un color carmesí, mientras que unas especies de burbujas rojas brotaban de la estela de su arma como si estuviese en ebullición. Tania recordó que ese ataque lo hacía para lanzar un rayo de fuego fortísimo, es obvio que ahora sería decenas de veces más fuerte que en la vez anterior.

La diosa de fuego, entonces, elevó sus manos al cielo y gritó: Yareh Edom[3]y una media luna roja en forma de cuerno apareció sobre ella.

—Un dios Sol será hoy muerto con el ataque de una Luna— dijo.

El gigante lanzó un rayo de fuego, pero al mismo tiempo, Tania tomaba la media luna con su mano y la arrojaba como si fuera un disco.

La luna partió a la mitad el ataque de Surtr, como si se hubiera dividido en dos gigantescas olas, y se clavó en el pecho del gigante.

Surtr, instintivamente, intentó zafarse la media luna de su pecho, pero ésta comenzó a brillar con una enorme intensidad.

Entonces, Tania dijo: —Este es tu fin, bastardo— 

La luna brilló tanto y el calor que generaba provocó que el gigante la soltase porque le quemó sus manos. Al final, la media luna provocó una luz cegadora y generó una monstruosa explosión, tan fuerte que borró cientos de montañas a la redonda, como si se tratase de una gigantesca bomba nuclear. Tania solo se cubrió del impacto tapándose con un brazo su cara.

Al disiparse el humo, solo quedaba un gigantesco cráter con las piernas del gigante en pie; fue lo único que quedó de Surtr. La dimensión alterna se destruyó en ese momento, liberando a la diosa y regresando todo a la normalidad.

—Bien, las almas de aquellos que murieron ayer finalmente podrán descansar en paz, ahora, a buscar a Rodrigo— dijo Tania.

 


[1] Guerreros vikingos que usaban pieles de animales para luchar.

[2] —Entrego mi cordura a cambio de fuerza— en noruego.

[3] —Luna carmesí— en fenicio.

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